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jueves, 16 de agosto de 2007

ORFEO Y EURÍDICE

Orfeo habría sido según nos dice la mitología un poeta y músico inigualable que habría perfeccionado la lira de siete cuerdas, propia de Apolo, incorporándola dos cuerdas más como homenaje a las nueve musas. Con el nuevo instrumento musical Orfeo emitía unos sonidos tan melodiosos que se dice que llegaban a conmover a los animales, a las plantas e incluso a las propias rocas.

Según explica un mito de origen antiguo, Orfeo habría descendido al Hades en busca de su esposa, la ninfa Eurídice, cuando esta encontró la muerte, de modo que en su aspecto más popular en el mito de Orfeo se desarrollaba el asunto de un amor que es capaz de traspasar esas terribles fronteras del más allá. Se dice que ante sus sentidos versos todo el Reino de los Muertos sucumbió. Los suplicios que se aplicaban a las almas impuras cesaron e incluso el temible perro Cerbero se habría amansado ante las melodías de Orfeo. Hades y Perséfone acudieron conmovidos y finalmente accedieron a que Eurídice abandonara el mundo de las sombras y retornara a la vida. Desgraciadamente, habían impuesto la condición de que en el viaje de regreso a nuestro mundo Orfeo nunca volviera su vista hacia atrás, de modo que una mirada dirigida en el último momento a Eurídice, que le seguía, hizo que roto el compromiso con Hades la ninfa volviera al más allá y Orfeo la perdiera para siempre.

La tradición sostiene que Orfeo, al igual que antes Dionisios, habría viajado a Egipto en su juventud, en donde habría sido iniciado en los cultos mistéricos. Autores posteriores, entre ellos Heródoto, habrían de sostener que algunas grandes ideas como la de la transmigración de las almas o el proceso de purificación del alma tendrían su origen en esos momentos de iniciación de Orfeo en el país del Nilo.

El mito sostiene que Orfeo habría de encontrar la muerte, una vez que había perdido a Eurídice, despedazado a manos de un grupo de mujeres tracias, bacantes, que seguían llevando a cabo todavía en esos tiempos esos ritos de origen prehelénico en los que Orfeo habría sido ejecutado ritualmente. Estaríamos todavía en el contexto de unas seguidoras de Dionisios cuyas creencias seguían vinculadas con antiguos contextos de olvidadas sociedades neolíticas de tipo matriarcal.

Parece que existieron varios motivos que podrían justificar esa muerte violenta de Orfeo a manos de las bacantes. Se habla, de un lado, de una posible venganza de los dioses, que no podían tolerar que un humano hubiera tenido conocimientos en vida acerca de los secretos inmensos del Reino de los Muertos; se dice, también, que Orfeo, tras su regreso del Hades, habría instituido unos nuevos misterios, que habrían modificado sustancialmente los propios misterios de Dionisios, lo que resultaría inadmisible para las ménades. En todo caso, las nuevas enseñanzas de Orfeo rechazaban los sacrificios sangrientos, tanto de animales como de personas, de modo que con ellas los tradicionales misterios de Dionisios habrían perdido sus aspectos más irracionales y se habrían impregnado de algunas de las más significadas virtudes apolíneas.

Todo parece sugerir que Orfeo pudo ser un personaje real que habría sido sacerdote del culto dionisíaco, además de poeta y músico. Este individuo habría tenido acceso a nuevos conocimientos iniciáticos sobre el más allá, quizás en Egipto o en Oriente, y se propuso modificar los antiguos misterios dotándolos ahora de unos componentes racionales, negando los sacrificios o la posibilidad incluso de comer carne, debido a la idea de la transmigración de las almas, y místicos: creencia en una divinidad superior de la que Dionisios sería una emanación, de modo que todos los hombres estarían impregnados de un componente divino que los iniciados debían aprender a liberar a lo largo de su vida, para poder acceder así a lo que los órficos llamaban “inmortalidad feliz”.

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